En mis estudios he aprendido que muchas prospectivas tienen sentido amplio y muchas veces caen en saco roto.
Quienes me conocen y saben de mis locuras verbales en conferencias y artículos muchas veces me escuchan y dicen que estoy equivocado. Los signos del deterioro de las cuestiones es el bocadillo primero de un estudio estratégico.
Recuerdo los anuncios de inflación inmobiliaria, en que cada vez subían más las tasaciones y facilitaba el crédito a los más desprotegidos compradores. Hoy se llaman hipotecas basura, creadoras de infinitos males a todos los humanos endeudados y a los países que los protegen.
También hablamos de indicios de recesión cuando anunciamos que las ventas caen a un mayor ritmo y que los cierres de fábricas por localizaciones mejores iban a repercutir en el futuro del empleo.
En Urbemarketing nos pasamos explicando que no se compre para las ciudades, lo que no se puede pagar. El fin del estado de bienestar no es dotar de infraestructuras costosas que si podemos pagar pero mantenerlas después es otro tema.
Muchas prospectivas para un mundo cambiante que cada día sorprende por lo global de los problemas y eso es anticiparse para muchos.
Las ciudades tendrán para el futuro temas a resolver para el 2050 donde las tasas desocupación de estos años llevaran a tener problemas de sobrevivir por no tener recursos jubilatorios, problemas contaminantes por no hacer alternativas hoy a las pautas que se comentan como útiles, fracasos de las matrices energéticas y las posibles caídas de natalidad frutos de estas malas noticias de las crisis de todo tipo.
Ojalá este post permanezca hasta el 2050, yo seguro no.
Jacobo Malowany
Encontré un comentario de Jorge Fontevechia sobre el libro "Los próximos 100 años" y me ha obligado a recordar el pasaje por el Calen dónde aprendí que los factores estratégicos son muy importantes. Del factor geográfico – les gusta pensar que, así como a comienzos del siglo pasado la historia giró en torno de Alemania hasta perder esa importancia, también Estados Unidos comenzó su decadencia, sin comprender que “los verdaderos imperios” duran varios siglos, y Europa pudo liderar al mundo mientras el tránsito se limitaba al Océano Atlántico norte pero recién en 1980, por primera vez en la historia de la humanidad, el tránsito del Océano Pacífico fue más grande que el del Atlántico norte, y que el único país que tiene amplias costas en ambos mares y controla militarmente los dos océanos es EE.UU.: “Europa seguirá siendo importante, Asia será tan importante como Europa, pero EE.UU. supera a ambas”.
Otra de las fuerzas es la innovación y, según Friedman, la gran ventaja del capitalismo de EE.UU. es su propensión cultural a destruir las viejas industrias (Joseph Schumpeter) mientras que el resto del mundo, y particularmente Europa, “no dejan ir lo viejo”.
La tercera fuerza es la demografía: la población de los países desarrollados está cayendo, el número de personas de mayor edad crece.
“Dentro de treinta años, los países avanzados –dice Friedman– estarán compitiendo con una fuerza laboral de inmigrantes, y Estados Unidos es el único país que demostró que sabe integrar a la gente”. En 2050 los países industrializados comenzarán a competir por atraer inmigrantes con mejores condiciones y en 2100 la población mundial, incluyendo a los países subdesarrollados, dejará de crecer, algo que nunca antes sucedió en la historia de la humanidad.
La cuarta fuerza es la ciencia, “para lo cual hace falta más dinero que el que la actividad privada dedica a producir tecnología”, dice Friedman, y el gran aportante son los gastos militares. Por ejemplo, “Internet comenzó como parte del sistema de defensa, mucho antes las autopistas de cemento también se iniciaron sobre la base de un concepto defensivo y hasta lo fueron las primeras compañías aéreas: lo que primero desarrollan los militares luego pasa a la economía privada. El futuro de la ciencia militar está en el espacio, y de allí vendrá la solución del problema energético, en el espacio la fuente de energía es la solar y en este siglo se logrará que usinas solares del espacio trasladen a la Tierra enormes cantidades de energía”. Si bien la energía solar es la solución al problema del petróleo, el costo de obtenerla en la Tierra es muy caro y por momentos inviable. Por eso en el espacio, donde “no hay nubes ni noche y es gratis, la NASA tiene un proyecto de usina espacial que enviará la energía del espacio por microondas” y cuando EE.UU. ahorre los recursos que envía a los países petroleros –Oriente Medio, Rusia y Venezuela– producirá un salto de productividad similar a la invención de la máquina a vapor.
La quinta fuerza podría llamársela la falta de competencia porque para Friedman China es un tigre de papel que a lo largo de toda su historia ha oscilado entre la fragmentación entre diferentes sub Estados y el aislamiento: “China tiene un severo problema económico interno, no controla su economía porque depende de las exportaciones y de la voluntad del resto del mundo de comprar productos chinos”.
En http://fon.gs/sks4as/ se puede ver un video de YouTube con los pronósticos de George Friedman sobre los próximos cien años, donde la autoestima norteamericana se muestra como una poderosa fuerza económica: confianza es la palabra que produce mayor desarrollo económico.
De cualquier forma, vale reproducir los conceptos del primer capítulo de Los próximos 100 años: imagine que Ud. está viviendo un verano de 1900 en Londres, la capital del mundo. Europa domina Oriente y goza de una prosperidad y paz sin precedentes aseguradas por la interdependencia del comercio y las inversiones mutuas. Imagínese Ud. mismo en un verano de 1920, Europa es parte de un mundo agonizante, los imperios Austro-Húngaro, Alemán, Otomano y Ruso han desaparecido y millones de personas han muerto. Pero aun así de impredecible que resulta el futuro, Alexis Tocqueville ya había previsto el siglo anterior que ese nuevo país llamado Estados Unidos reemplazaría a Europa como nuevo centro de gravedad del mundo en el futuro. Hoy, a pesar de la crisis, el producto bruto norteamericano es algo superior al de los tres países mayores después que él mismo: Alemania, Japón y China. Por algo compran dólares.
Otra de las fuerzas es la innovación y, según Friedman, la gran ventaja del capitalismo de EE.UU. es su propensión cultural a destruir las viejas industrias (Joseph Schumpeter) mientras que el resto del mundo, y particularmente Europa, “no dejan ir lo viejo”.
La tercera fuerza es la demografía: la población de los países desarrollados está cayendo, el número de personas de mayor edad crece.
“Dentro de treinta años, los países avanzados –dice Friedman– estarán compitiendo con una fuerza laboral de inmigrantes, y Estados Unidos es el único país que demostró que sabe integrar a la gente”. En 2050 los países industrializados comenzarán a competir por atraer inmigrantes con mejores condiciones y en 2100 la población mundial, incluyendo a los países subdesarrollados, dejará de crecer, algo que nunca antes sucedió en la historia de la humanidad.
La cuarta fuerza es la ciencia, “para lo cual hace falta más dinero que el que la actividad privada dedica a producir tecnología”, dice Friedman, y el gran aportante son los gastos militares. Por ejemplo, “Internet comenzó como parte del sistema de defensa, mucho antes las autopistas de cemento también se iniciaron sobre la base de un concepto defensivo y hasta lo fueron las primeras compañías aéreas: lo que primero desarrollan los militares luego pasa a la economía privada. El futuro de la ciencia militar está en el espacio, y de allí vendrá la solución del problema energético, en el espacio la fuente de energía es la solar y en este siglo se logrará que usinas solares del espacio trasladen a la Tierra enormes cantidades de energía”. Si bien la energía solar es la solución al problema del petróleo, el costo de obtenerla en la Tierra es muy caro y por momentos inviable. Por eso en el espacio, donde “no hay nubes ni noche y es gratis, la NASA tiene un proyecto de usina espacial que enviará la energía del espacio por microondas” y cuando EE.UU. ahorre los recursos que envía a los países petroleros –Oriente Medio, Rusia y Venezuela– producirá un salto de productividad similar a la invención de la máquina a vapor.
La quinta fuerza podría llamársela la falta de competencia porque para Friedman China es un tigre de papel que a lo largo de toda su historia ha oscilado entre la fragmentación entre diferentes sub Estados y el aislamiento: “China tiene un severo problema económico interno, no controla su economía porque depende de las exportaciones y de la voluntad del resto del mundo de comprar productos chinos”.
En http://fon.gs/sks4as/ se puede ver un video de YouTube con los pronósticos de George Friedman sobre los próximos cien años, donde la autoestima norteamericana se muestra como una poderosa fuerza económica: confianza es la palabra que produce mayor desarrollo económico.
De cualquier forma, vale reproducir los conceptos del primer capítulo de Los próximos 100 años: imagine que Ud. está viviendo un verano de 1900 en Londres, la capital del mundo. Europa domina Oriente y goza de una prosperidad y paz sin precedentes aseguradas por la interdependencia del comercio y las inversiones mutuas. Imagínese Ud. mismo en un verano de 1920, Europa es parte de un mundo agonizante, los imperios Austro-Húngaro, Alemán, Otomano y Ruso han desaparecido y millones de personas han muerto. Pero aun así de impredecible que resulta el futuro, Alexis Tocqueville ya había previsto el siglo anterior que ese nuevo país llamado Estados Unidos reemplazaría a Europa como nuevo centro de gravedad del mundo en el futuro. Hoy, a pesar de la crisis, el producto bruto norteamericano es algo superior al de los tres países mayores después que él mismo: Alemania, Japón y China. Por algo compran dólares.