Hoy estoy muy feliz, es un día muy especial

Muchas veces nos engañamos nosotros mismos, pensamos que tenemos que hacer esto para poder lograr lo otro. Ayer me fui como muchos sábados a los talleres de comunicación de Alex Escot y encontramos en un pequeño ejercicio de dar vueltas alrededor sin un rumbo determinado, en un momento como siempre terminamos en una rutina. Es que muchos siempre seguimos al rebaño y otros disparamos de él pero si no gusta contemplarlo.


Las mochilas de peso de otros días que escribimos sobre de que las estamos cargando de ganas de hacer cosas o de cosas que no nos animamos a hacer y estas pesan mucho más.



Semana muy clave para mí, Hoy 18 años de Tamara y Tatiana. Mi primer miedo de mi vida vencido, soñaba con este día increíble. Saber que ya son independientes, con un futuro por delante y que Laura y yo le dimos lo que entendimos importante para su vida ha hecho de que nos sientamos muy felices.



También saber que el lunes es mi 50 aniversario, viví el medio siglo después de ver tantas cosas debo dedicarme a disfrutar de estos momentos.



Gracias amigos por estar cuando siempre uno los necesita.



Jacobo Malowany



“No hay peor ciego que el que no quiere ver” (proverbio chino)





Se cuenta que el emperador romano Alejandro Magno, de camino hacia India, fue a visitar al filósofo griego Diógenes de Sínope. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla de un río, sobre la arena, tomando el sol desnudo. Nada más verlo, Alejandro Magno quedó fascinado por la energía y la paz que desprendía su presencia. “Señor, por todas partes me cuentan que es usted un gran sabio”, afirmó el emperador. “Me gustaría hacer algo por usted. Dígame lo que desea y se lo daré”. Sin apenas inmutarse, Diógenes le contestó, con voz tranquila y serena: “Muévete un poco, que me estás tapando el sol. No necesito nada más”.



Su respuesta le dejó impresionado. Tras unos segundos de silencio, el filósofo le preguntó: “¿Adónde vas, Alejandro?”. “Y sobre todo, ¿para qué?”. Seguro de sí mismo, el emperador le contestó: “Voy a India a conquistar el mundo entero”. Diógenes le miró a los ojos y le hizo una nueva pregunta: “Y después, ¿qué vas a hacer?”. Alejandro Magno se lo pensó un buen rato y finalmente afirmó: “Después descansaré, viviré tranquilo y seré feliz”.



Diógenes se echó a reír. “Estás loco”, le espetó. “Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo qué necesidad hay de hacerlo. Si al final lo que quieres es descansar, vivir tranquilo y ser feliz, ¿por qué no lo haces ahora? Y te digo más: si lo sigues posponiendo, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo muere en el camino, pero son muy pocos los que realmente viven”.

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