Cada día uno debe desarrollar más resilencia, ¿qué es y cómo aumentarla?

Ayer me han ocurrido muchas cosas que me recordarón a mi profesor cuando me hablaba de aumentar la resilencia. Me lo explicaba cómo que una pelota de tenis la estrujamos y volvia a la misma forma. ¿qué hace
mos cuando deseamos algo mucho y no lo podemos alcanzar?. Mi respuesta es crear las circunstancias, planificar y saber de antemano que existe la posiblidad de que no suceda. El sentimiento de frustación será proporcional al esfuerzo realizado. La resilencia es la capacidad del hombre a enfrentar estos fracasos o situaciones que pueden afectar a nuestras emociones de manera negativa.
Todos los momentos actuamos con ella, pero sabemos como potenciarla. Dejo un reportaje y un comentario sobre el libro de Luis Rojas.
 J.M.M.B


"No importa lo que pase: ¡importa cómo vives lo que pasa!", dijo un viejo sabio. A esa capacidad la llaman hoy resiliencia, y Rojas Marcos le dedica el manual Superar la adversidad (Espasa), pistas para asimilar mejor reveses. Una cita de Darwin lo encabeza: "No son los más fuertes de la especie los que sobreviven: sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios". Y para ello conviene autoconfianza, nacida del cariño ("yo era un desastroso estudiante... hasta que una profesora me hizo sentir que confiaba en mí", recuerda don Luis), y el escudo del humor: cuando don Luis preguntó a su madre qué prefería que hiciesen con su cuerpo al morir, ella dijo: "Dadme una sorpresa".


Qué significa? Es la capacidad humana de encajar, resistir y superar las adversidades. La palabra, derivada del latín resilire, significa rebotar, y aplicada a la psicología es la suma de flexibilidad, resistencia, adaptación y recuperación del ser humano. Charles Darwin aseguraba en El origen de las especies (1859) que "no son los más fuertes de la especie los que sobreviven ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios".



En esa dirección apunta el psiquiatra y profesor de la Universidad de Nueva York Luis Rojas Marcos en su último libro –"el que más tiempo me ha llevado"–, escrito tras ocho años de investigación: Superar la adversidad (Espasa). "Quise hacer este estudio no para saber por qué se rinden o perecen las víctimas de desgracias, sino por qué hay tantas que luchan y sobreviven", detalla el hombre que dirigió durante siete años el mapa de salud de Nueva York. Unas sociedades fomentan la resilencia más que otras. "En EE.UU. se glorifica más que en España la capacidad del individuo de luchar contra adversidades y sufrimiento –explica a La Vanguardia el psiquiatra–, y en España, en cambio, se tiene más apoyo familiar, resignación y creencia en fuerzas mayores".



Los seis pilares de la resiliencia.

Los expertos han identificado seis rasgos identificativos de las personas con más resiliencia: tienen conexiones afectivas ("la mayoría de los supervivientes de desgracias dicen que una clave para sobrevivir fue pensar en una persona a la que se sienten unidos"), funciones ejecutivas ("la introspección, el autocontrol, la energía para tomar decisiones ayudan a no tirar la toalla"), centro de control interno ("sentir que controlas tu vida y no depositas esperanzas sólo en la suerte, fuerzas espirituales o terceras personas"), autoestima, pensamiento positivo ("no incompatible con la capacidad de evaluar ventajas e inconvenientes") y motivos para vivir ("se alimentan de pasiones, no de instintos").



Razones para continuar.

Los cuatro motivos más frecuentes para querer vivir, según estudios de varias universidades estadounidenses y europeas, son: experimentar el amor en sus diversas facetas, tener una misión o deber moral, la determinación de no rendirse ante la adversidad y el propio miedo a la muerte.



Nadie se libra de las desgracias. Algunas son previsibles, como la pérdida de seres queridos; otras, insospechadas, como un desastre natural, y son estas últimas las que suelen plantear un reto emocional mayor. Con ellas hay más resiliencia porque no existe el sentimiento de culpa. Lo que más acrecienta el estrés es la incertidumbre futura, especialmente en nuestra época. Para luchar contra ella los estudios americanos y europeos proponen la misma solución: creer que el azar no es un enemigo. El destino, los malos caprichos –como les llamaba Voltaire– de la suerte nos pueden ayudar a conseguir metas en las que ni siquiera pensamos.



Las mujeres, más resiliencia. ¿Existe una lectura de género de la resiliencia? Parece que también. En todas las etapas de la vida, más hombres que mujeres mueren prematuramente en situaciones estresantes o traumáticas. "La mujer tiene más capacidad de superación, y el hombre tiende a exponerse más a situaciones de peligro. Ellas, más partidarias de conciliar y protegidas por el efecto reductor del colesterol de los estrógenos –explica el doctor–, suelen perecer más tarde. Viven siete años más que ellos". Y otro dato: aunque la ansiedad y la depresión se diagnostican más en mujeres, tres veces más hombres que mujeres se quitan la vida. ¿Razones? Según el estudio, "ellos son más impulsivos, menos tolerantes al sufrimiento crónico y más reacios a buscar ayuda profesional".



Aunque la genética también favorece la tendencia a la resiliencia, Rojas Marcos concluye con una reflexión extraída de sus casos clínicos: "La inmensa mayoría de los humanos no sólo no tiramos la toalla, sino que celebramos la vida hasta el final. Al afrontar adversidades, lo más común es superarlas".

Reportaje de La Vanguardia a Luis Rojas Marcos, psiquiatra

"Habla con una pared: ¡hablar solo es muy saludable!"

VÍCTOR-M. AMELA - 26/03/2010



Tengo 66 años. Nací en Sevilla y vivo en Nueva York desde 1968. Soy médico y psiquiatra. Estoy casado y tengo cuatro hijos (de 40 a 19 años) de dos matrimonios, y un nieto (1 año). ¿Política? Social. ¿Dios? No creo, y respeto a los que creen. Afectos y autonomía dan resiliencia



Resiliencia es…



La capacidad humana de asimilar y superar adversidades graves. Deriva del latín resilire:rebotar.



¿La resiliencia nos ha llevado hasta aquí como especie?



Es un mecanismo adaptativo, sin duda.



¿Qué adversidad es la peor?



Perder a alguien muy querido. Padecer una enfermedad terminal, o un accidente traumático, o una agresión violenta... En términos generales: una ruptura fuerte.



¿Ruptura con qué?



Con tus conexiones con la vida hasta el momento. Si depositas tu identidad en tu empleo, ¡perderlo será una grave adversidad!



Y me quedaré sin sustento material.



Ya, pero adversidad grave es la que sacude tu sentido de la vida, la que te lleva al "¿tiene ahora algún sentido seguir viviendo?".



¿O resiliente o suicida?



Sí. Aunque habrá también quien siga vivo sin vivir, pasivo. O con hábitos autodestructivos, que es otro modo de suicidio.



Deme tres ejemplos de resilientes.



Joseph (54 años) superó un cáncer de páncreas. Hoy se le ha reproducido, le afecta ya a los huesos. ¡Yo hubiese tirado ya la toalla! Él sigue activo, relacionado, sin hundirse.



Otro.



Rose (44 años), de clase media-alta: desde los 5 años su tío abusó de ella sexualmente. Eso le ha dificultado confiar en los demás, relacionarse... Pese a todo, ha sabido sobreponerse y cultiva la confianza.



Y tres.



Marie ha visto morir de leucemia a su único hijo (23 años), que ella crió como madre soltera. Hoy me dice que ese trauma la ha hecho sabia, que hoy sabe qué es esencial y qué es superfluo. A este fenómeno le llamo crecimiento postraumáutico.



¿Aprender de la desgracia?



La mayoría preferiría no haber vivido ese sufrimiento, pero a la vez te confesarán que eso los ha hecho mejores…



Un tetrapléjico me dijo que no cambiaba su vida por la anterior al accidente...



Estudios con personas que han sufrido una grave adversidad revelan que su grado de felicidad presente es casi idéntico al que tenían antes del suceso. Se observa lo mismo entre gemelos idénticos.



En tal caso, la resiliencia podría ser una aptitud genética.



Tiene una base genética, seguro. Pero interfieren después factores ambientales.



¿Cuáles?



Dos, fundamentalmente: uno, el grado de conexiones afectivas; y dos, el grado de autonomía personal.



Repasemos: uno, conexiones afectivas.



Se trata de haber recibido afecto y tener una red de amigos. ¡Cultívelos! Si tienes con quien hablar y compartir, ¡estás salvado!



¿Sí? ¿Basta con hablar?



Sí: cuando me abandonó mi primera mujer, yo caí en una depresión. Y hablar con un amigo me salvó.



¿Ha sido esa ruptura conyugal la mayor adversidad de su vida?



Sí..., hasta que estuve a punto de morir en el 11-S, donde desaparecieron varios conocidos míos, como el mismo jefe de bomberos... Lo superé también hablando con amigos...



Necesitamos ser escuchados.



Es algo aún más elemental: hablar supone objetivar verbalmente las emociones, empaquetarlas en palabras, sacarlas de ti, alejarlas..., y eso va diluyendo el conflicto emocional. Incluso hablar con tu perro, tu gato...



¿Y si no tengo ni un amigo, ni un perro ni un gato?



Háblate a ti mismo al espejo.



...



¡Sí, sí...! O con la pared. Habla con una pared. ¡Habla! Que sí, que eso te aliviará: ¡hablar solo es muy saludable!



Le creo, pero mejor cultivaré amigos. Dos: autonomía personal, me decía...



Un científico, Sanderson, hizo un experimento ilustrativo: reclutó a personas que se ahogan ante el CO y les hizo respirar aire 2 por un tubo, inyectando crecientes dosis de CO ..., pero haciendo creer a la mitad de



2 ellos que girando una llave podían minimizar la dosis. Eso era mentira, ¡pero el 75% de estos permanecieron tranquilos..., mientras que el resto padecía accesos de pánico!



Conclusión.



Sentir que dominas las riendas de tu vida te da poder sobre tus circunstancias.



Sabiendo todo esto, ¿cómo puedo aplicármelo para fortalecer mi resiliencia?



Uno, cultiva tus relaciones afectivas. Dos, narra lo que te pasa, cuenta tu historia. Tres, intenta pensar que tienes poder sobre tus circunstancias, y así minimízalas. ¡Crecerás en autoestima y autocontrol! Serás más resiliente: alejarás la infelicidad.



¿Quiénes son más resilientes en general, los hombres o las mujeres?



Aunque nacen más hombres que mujeres, acaban sobreviviendo más mujeres que hombres... Es un dato.



Si le pregunto: "Vivir, ¿para qué?", ¿qué me responde, doctor?



Dímelo tú. Si tú no encuentras motivo alguno para vivir, ¡nada puedo hacer yo! Pero siempre suele salir algo ínfimo: ver salir el sol, ver un partido... Y tirando de ese hilo, de lo que se esconde detrás de eso, encontraremos las conexiones con la vida...


¿Cuál es su motivo para vivir, doctor?





















¡Tengo tantos, felizmente...! Pero si me obligas a quedarme sólo con uno, te diré uno: "Ya que estoy aquí..., ¡aprovecho!".









¿estas aburrido, tienes actitud, expectativas y vacio existencial

 

 
"El aburrimiento es la explicación principal de por qué la historia está tan llena de atrocidad” (Fernando Savater)




El aburrimiento es además uno de los trampolines hacia la droga. Por eso, muchas de las campañas de prevención se basan en conseguir que los jóvenes cosechen diversiones que los aparten de la adicción. Recordemos la campaña de la Federación de Ayuda contra la Droga (FAD) de 1995: “Hay un montón de razones para decir no a las drogas”, y en el anuncio se enumeraban un sinfín: la música, los amigos, el cine, el campo…



Dentro de la psicología existen emociones muy estudiadas, como la ansiedad, la tristeza y la ira. En comparación, del aburrimiento existen pocas investigaciones. Parece que, como muy acertadamente apunta José Antonio Marina, sea una emoción menor, casi confortable, de lenta tarde de domingo, pero no nos dejemos engañar por esa cara amable. Poca broma con el aburrimiento.



Atrocidades aparte, en la vida cotidiana también somos capaces de apuntarnos a un bombardeo con tal de no aburrirnos. Así que somos capaces de sumarnos a un plan que no nos atrae en absoluto con tal de alejar cualquier posibilidad de que la inactividad asome la nariz.



Fijémonos en otro fenómeno. Existen personas que parecen empalmar una pareja con otra. Difícil pensar que se debe a que se enamoran de verdad constantemente. Seguro que la encadenación de parejas puede explicarse de varias formas y no se debe a lo mismo en cada caso. Pero ya que hablamos del aburrimiento, ¿no puede ser un ingrediente de este plato? Parece que estas personas huyeran constantemente de algo, ¿de la soledad? ¿Si no se sintieran aburridas cuando están solas consigo mismas, huirían tanto?



¿Por qué le tememos ?



“El hombre moderno teme aburrirse y se encuentra amenazado por el tedio” (José Antonio Marina)



El aburrimiento a veces nos brinda la ocasión de ver con más nitidez nuestros pozos. Por eso, cuanto más hondos son, más miedo nos da aburrirnos. Recuerdo una conversación con una amiga mía que hace algunos meses se divorció. Me contaba que al principio necesitaba estar con mucha gente, salir constantemente y no parar porque de lo contrario se le caía la casa encima. Sin embargo, ahora afirma: “Soy capaz de estar en casa arreglando cajones de un armario ¡y estar tan a gusto!”. Este ejemplo nos puede llevar a dos conclusiones: que la actividad la podemos utilizar como un refugio cuando estamos mal y que no son sinónimos el aburrimiento y el “no hacer nada”. Una persona puede estar sin hacer nada y disfrutar de la paz y la tranquilidad del sosiego.



Si realizamos un pequeño sondeo y preguntamos a un grupo de conocidos sobre su aburrimiento, casi seguro que nos encontraremos a más de uno que nos asegurará no aburrirse nunca e incluso nos confesará su asombro de que haya individuos que puedan aburrirse en este mundo. Entonces, ¿de qué depende?



El vacío existencial



“La gente vive en un vacío existencial que se manifiesta sobre todo en el aburrimiento” (Viktor Frankl)



Según Viktor Frankl, el aburrimiento puede ser consecuencia de un vacío existencial. Si no encontramos sentido a nuestras vidas, fácilmente podemos caer en el hastío. El hombre existencialmente frustrado no sabe cómo llenar el tiempo, ni encuentra sentido en el disfrute de lo que nos ofrece la vida. De hecho, el aburrimiento es uno de los síntomas de la depresión. Ese tedio, esa falta de interés, provoca que las personas deprimidas en general cada vez se muestren más inactivas. Y la inactividad, cuando no estamos bien con nosotros mismos, puede ser una trampa, porque empiezan a aparecer pensamientos no muy gratos sobre el futuro y sobre nosotros mismos. Por eso en muchas terapias, uno de los elementos consiste en animar, casi forzar, al paciente a que realice actividades, aunque en un principio no tenga ni ganas, ni le produzcan mucha satisfacción.



Las expectativas



“No hay reposo más grande que el de no esperar nada” (Amado Nervo)



El aburrimiento es característico de las sociedades más ricas. La oferta de ocio es inabarcable. Y divertirnos es casi una obligación. Así que si nos quedamos en casa, aunque podríamos disfrutar de la calma, en el fondo la presión social nos puede hacer sentir un poco fracasados porque no nos lo montamos tan bien como podríamos. Más que aburridos, aquí el sentimiento se puede confundir con el de fracaso.



A ello le tenemos que sumar las jugadas sucias de nuestra imaginación. Solemos imaginarnos a los demás de fiesta constante mientras nosotros estamos simplemente en el sofá leyendo una revista. Este sentimiento de que podríamos estar mucho más divertidos de lo que estamos es debido también a que hemos visto demasiadas películas. En los filmes, todo es excitante y estimulante al máximo, y a su lado, nuestro domingo apaciguado nos puede parecer de lo más insulso.



La actitud



“El aburrimiento es la suprema expresión de la indiferencia” (René Trossero)



Así, el sentido que le damos a la vida y lo que esperamos de ella pueden ser dos factores que diferencien a las personas que se encuentran en general aburridas de las que desconocen lo que es el aburrimiento. Otra diferencia clave entre estos dos extremos es la actitud.



Para interesarnos sobre las cosas, hemos de aprender a cambiar nuestra mirada. En una ocasión, una amiga mía historiadora me invitó a ir con ella a visitar unos restos arqueológicos. Sinceramente, cuando llegué allí no vi más que unas cuantas piedras acompañadas de algunos huesos fosilizados desperdigados que no me decían nada. Entonces llegó la arqueóloga y mientras miraba aquellos restos empezó a explicar cómo, por la colocación, la medida, el tipo de huesos, sabían que se trataba de una madre con su hijo recién nacido y a partir de aquí me hizo entrar en una historia que me transportó a tiempos remotos. Cambió mi mirada y disfruté.



Shimai y sus colaboradores especialistas en psicología positiva realizaron un estudio con una muestra de 1.407 personas, querían analizar qué virtudes humanas se encontraban más relacionadas con la felicidad. Sus resultados apuntaron que la curiosidad y el interés son unas de las más ligadas al gozo de la vida. Así que para no aburrirnos debemos intentar cultivar estas cualidades.



La actividad



“Si de pronto se descompusieran todos los televisores del mundo, no habría escalas para medir los maremotos de aburrimiento” (Manuel Campo Vidal)



Está claro que la actitud es un elemento esencial, pero también lo es la actividad en la que nos enfrasquemos. A veces, por simple pereza o por rutina, nos sentamos ante el televisor a matar el tiempo. Lo chocante es que quizá algunas de las personas que están en el sofá tengan una lista de actividades que afirman querer realizar cuando se jubilen. ¿A qué esperan? Los humanos somos así de incomprensibles, podemos asegurar que nos interesa mucho la astronomía, por ejemplo, pero no acercarnos a un telescopio ni por casualidad. Es como si nuestros intereses los hubiéramos colocado en el mundo de las ideas de Platón, fuera de nuestra vida cotidiana.



En nuestro cerebro también parece como si existiera una caja etiquetada “para una ocasión especial” y allí vamos guardando actividades que nunca nos decidimos a realizar. Y siguiendo con las peculiaridades de nuestra especie, esta caja puede convivir perfectamente con un comentario que soltamos con contundencia cuando se nos muere algún ser cercano: “hoy estamos aquí y mañana no, tenemos que vivir al día”. Realmente, los sapiens somos intrigantes y sorprendentes.





Esto es la vida

Deberíamos hacer caso de la advertencia de Oscar Wilde: “Esto no es un ensayo general, señores; esto es la vida”.



1. PELíCULAS



‘Lost in translation’, de Sofia Coppola.



‘Náufrago’, de Robert Zemeckis.



‘Atrapado en el tiempo’, de Harold Ramis.



2. LIBROS



‘La conciencia trágica en Fernando Savater y José Antonio Marina’, de Fernando Susaeta.



Ediciones Idea, 2006.



‘La inteligencia fracasada’, de José Antonio Marina. Anagrama,

El País Semanal día 21 de Marzo del 2010, por Jenny Moix

Definir Motivación con 8 ideas


1. La motivación es causa pero también puede ser consecuencia.

A veces hay que confiar en que la motivación llegará después, como decíamos en la motivación no importa, una idea que tiene mucho que ver con una frase que utilizo frecuentemente: te sientas como te sientas, haz lo que debes. Planificar y agendar tareas es planificar también la posibilidad de que surja la motivación.

Acepta que no estarás siempre locamente motivado. Si esperas a estar increíblemente motivado para pasar a la acción estarás poniendo mucha presión en ti mismo. Generalmente, cuando uno se ocupa activamente, aunque no tenga ganas, la pasión y el interés surgirán de la propia actividad.

De la inactividad sólo puedes esperar más inactividad, así que en caso de desmotivación mantente ocupado, aunque sea un poquito.

2. La motivación no es tener ánimo sino tener motivos.

La motivación no depende especialmente de lo que pensamos o sentimos. Como mostraba la metáfora del ordenador, tendemos a sobrevalorar la influencia de nuestras emociones y pensamientos en nuestra motivación, en nuestras conductas. Que finalmente hagamos algo en un momento dado depende mucho de las experiencias pasadas y de sus resultados. La motivación futura generalmente se va asentando en los hábitos de una manera no consciente y está generada y “moldeada” por las contingencias educativas, familiares y sociales en general.

Muchas personas no están muy contentas yendo al trabajo cada mañana y sufren pensamientos y emociones negativas al respecto, pero acuden. Muchas personas desanimadas para hacer algo pero con motivos para hacerlo acaban haciéndolo durante gran parte de sus vidas. Y es que el ánimo y la motivación son cosas diferentes.

3. La motivación depende del contexto.

El “lavacoches” del vídeo sabe limpiar, pero no limpia en casa. Su comportamiento higiénico fue exclusivamente educado y recompensado en actividades y contextos típicamente masculinos, por ejemplo, siguiendo el modelo de figuras cercanas como su padre, y de otros referentes sociales como los protagonistas de pelis y series que se ocupan personalmente de sus vehículos y nunca aparecen realizando tareas del hogar. Ya sabes, aquello de los niños ven, los niños hacen. Y las niñas, claro.

Las personas aplicamos nuestras habilidades de forma variable según el contexto y la situación en las que haya que ponerlas en juego. El talento sale a relucir o no en función de la motivación relacionada con cada contexto. La mayor parte de las personas ya saben lo que tienen que hacer, lo que pasa es que no lo hacen, no al menos en todas las situaciones. Y siendo más específicos, lo hacen en unos contextos y no en otros porque así han sido sus experiencias anteriores.

Seguro que te concentras mejor en el trabajo o en tu casa, o viceversa, porque es diferente cómo organizas cada contexto, lo que obtienes en cada uno y los hábitos que se generan. Las personas no estamos motivadas en general, sino que nuestra motivación es contextual, temporal y específica, relacionada con una actividad en un tiempo y en una situación concreta.

4. La motivación pasa por definir objetivos.

Una persona que no se propone objetivos o metas profesionales, por definición, es una persona desmotivada, y a menudo, desanimada. Disfrutarás y te sentirás más implicado, por ejemplo en tu empleo, si te marcas tus propios objetivos diarios, semanales, etc. Lo consigues porque te lo propones: más y mejor planificación implica más y mejor motivación.

Si estás buscando trabajo tu motivación crecerá si marcas metas alcanzables y concretas. Algunos ejemplos de posible hitos serían contactar con una persona conocida al día para informarle que estás buscando empleo y pedirle consejo; chequear 5 portales de ofertas de empleo en internet al menos una vez por semana; realizar autocandidatura presencial en 20 empresas al mes, etc.

5. La motivación no es lo que harías, es lo que haces.

Cuando nos encontramos en contextos sociales hay más posibilidades de que nuestras intenciones declaradas no tengan que ver con nuestra motivación real, como ejemplifica el relato de la anfitriona y el pianista o la metáfora del boxeador.

En un contexto de cambio de año o de estación (por ejemplo, tras el verano) millones de personas deciden de repente cambiar o mejorar sus vidas, pero lo hacen influidas por la costumbre y no por el autoconocimiento de sus verdaderos intereses personales o profesionales, y sin usar métodos de planificación que faciliten y aseguren el éxito de esas intenciones.

No busques tu motivación en condicional, no dediques tiempo a lo que harías. Encontrarás fácilmente tus intereses indagando en lo que ya haces cotidianamente, todos los días. ¿Quieres estar más motivado? Entonces descubre qué te gusta hacer de lo que YA estás haciendo y dedícale más tiempo. No malgastes tu vida esperando que surja la motivación; organiza tu vida alrededor de lo que te apasiona ahora, aunque sea un poquito, y ponte con ello, como la afiladora de lápices. ;)

6. La motivación no debe convertirse en una obsesión.

En un artículo publicado hace un año hacíamos esta pregunta: ¿por qué se preocupa tanto la gente por la motivación? La motivación es algo que se tiene o no se tiene. Si no estás motivado, ¿por qué preocuparte? Si no estás motivado es porque no te importa lo suficiente para actuar. Si no estás motivado para actuar, ¿por qué preocuparte? Es preferible aceptar quién eres y seguir así en vez de angustiarse.

Demasiadas personas están siempre pensando en dar giros totales a sus vidas, fantaseando con grandes cambios radicales, actitud que generalmente les impide disfrutar de las ventajas de sus ocupaciones y sus relaciones actuales, y no les deja concentrarse en sus pequeñas pasiones e intereses cotidianos cuyo desarrollo produciría gradualmente los verdaderos cambios. Podría decirse que deseando las cosas inciertas perdemos las ciertas.

Si no estás feliz con tu vida pero no estás dispuesto a hacer nada para remediarlo, es probable que no seas tan infeliz como crees. Deja de preocuparte por las cosas que deberías estar haciendo, pero para las que no tienes tiempo ni ganas suficientes, y enfócate sobre las que ya haces.

7. La motivación sale “de dentro” pero antes vino “de fuera”.

¿La motivación está dentro o está fuera? A la motivación le pasa como a esos barquitos metidos en botellas, que se percibe con cierta naturalidad verlos dentro pero se desconocen los procedimientos, experiencias, tiempo y esfuerzo que fueron necesarios para introducirlos. El manido debate motivación intrínseca o interna, y motivación extrínseca o externa parece no tener mucho sentido.

Los empleadores dicen que prefieren a los trabajadores que ya vienen motivados de casa y con la sonrisa puesta. Pero esas personas adquirieron esa motivación laboral que les sale de dentro de forma natural gracias a experiencias profesionales y personales que tuvieron en el pasado en otras empresas o entorno laborales.

Pero no se le puede pedir a nadie que saque su “motivación interna” si no la tiene. si nunca llegó a entrar. Las organizaciones y los centros educativos son los responsables de crear las condiciones apropiadas que estimulen la generación de esa motivación para que cada uno la interiorice de forma idiosincrásica.

También todos nosotros podemos cambiar nuestra motivación e introducir en la botellita de forma gradual el barquito que más nos interesa. ¿Cómo? La idea es fácil aunque conlleva tiempo, planificación y esfuerzo. Como todo lo bueno. ;) Si quieres estar motivado para llegar a hacer las cosas o conseguir los objetivos que te has propuesto, organiza tu vida y tus hábitos para aumentar la probabilidad de que eso ocurra.

8. La motivación es idiosincrática: crítica a las “teorías de la motivación en recursos humanos”

Lo que motiva a una persona es… lo que motiva a esa persona en un momento dado, en un contexto determinado y en unas condiciones personales específicas. Muchos expertos que se declaran humanistas (término redundante que presupone que alguna psicología se describiría como antihumanista) y resaltan la “complejidad del ser humano” aceptan con comodidad la manida pirámide de Maslow y otras teorías de la motivación rígidas, parciales y confeccionadas con tópicos y lugares comunes que animan cualquier conversación de café.

Otros generalizan afirmando, por ejemplo, que “los incentivos económicos son motivadores poco importantes cuando se trata de comportamientos complejos”; en un ejercicio de simpleza intentan identificar el reconocimiento o los motivadores sociales con palmaditas en la espalda y halagos burdos; o muestran su mejor retórica cuando dicen que “la verdadera motivación está en el interior” aunque luego todas sus recetas para “sacarla” sean medidas externas e instrumentalistas. ¿Realmente hay conocimiento científico suficiente que avale tanto brindis al sol sobre cómo funciona la motivación?

Al menos seamos coherentes con esos principios humanistas y aceptemos que la motivación es idiosincrásica y única, que depende en gran parte de las experiencias previas de cada individuo que conformaron sus intereses y sus motivadores, y de sus necesidades, situación y alternativas actuales. Los que quieren encontrar modelos explicativos generales de la motivación y citan teóricas teorías X o Y, están buscando una forma barata de incentivar a sus recursos humanos y de justificar un concepto mercantilista y escalable de la productividad aplicado a todos por igual.

Hasta la motivación del perro del chiringuito es idiosincrática y muy diferente a la de otros canes, y su evaluación requeriría de observación sistemática realizada por profesionales expertos. No existe una motivación de las personas, sino una motivación para cada persona en un momento y contexto determinados. La genuina finalidad de un profesional de los recursos humanos es conocer la inclinación motivacional de cada uno de sus clientes internos en el ámbito de la organización de que se trate.

Los “departamentos de personal” sólo tienen sentido si tratan la motivación de cada persona como un caso único.

Articulo de Alfonso Alcántara

Fotos que me emocionan

Las fotos son de BARCELONA me las encuentro en mis paseos por la ciudad.
Cuantas veces pisamos diferente.


Así se ve mi calle diferente, con toda la nieve.

olvidar mucho de lo que he aprendido y tendré que deshacerme de numerosas cosas e inclinaciones de las que ahora hago gala y presumo poseer

Este ejercicio de autocrítica, quizá muy pesimista, lo escribe Zygmunt Bauman en Mundo consumo, su reciente y recomendable libro publicado por Paidós:

Del mismo copio:

Sólo puedo estar seguro de una cosa: que el mes o el año siguiente (y, con toda seguridad, los años que vendrán después), no se parecerán al momento que estoy viviendo ahora. Y, al ser diferentes, invalidarán buena parte de los conocimientos teóricos y prácticos que estoy aplicando actualmente (aunque no hay manera de adivinar cuál será esa parte). Tendré que olvidar mucho de lo que he aprendido y tendré que deshacerme de numerosas cosas e inclinaciones de las que ahora hago gala y presumo poseer (aunque no hay manera de saber cuáles). Las elecciones que hoy consideramos más razonables y dignas de elogio serán vistas mañana como lamentables errores garrafales y serán condenadas por ello. Lo que cabe deducir de todo lo anterior es que la única aptitud que realmente necesito adquirir y ejercitar es la flexibilidad: la habilidad para deshacerme con prontitud de habilidades inútiles, la capacidad de olvidar con rapidez y de eliminar activos pasados que hoy han devenido en pasivo, la aptitud necesaria para cambiar de enfoque y de vía sin apenas aviso y sin lamentarlo, así como para eludir juramentos de lealtad a nada o a nadie para toda la vida. A fin de cuentas, los giros inesperados a mejor tienden a aparecer súbitamente y como surgidos de ninguna parte, y con la misma brusquedad cambian de signo. ¡Pobres imbéciles aquellos que, deliberadamente o no, se comportan como si fueran a conservar esa buena suerte para siempre! (p. 183).

Está vida esta llena de esperanza si tu...., Poema de Rudyard Kipling, IF



If you can keep your head when all about you

are loosing theirs and blaming it on you;

If you can trust yourself when all men doubt you,

but make allowance of their doubting too;

If you can wait and not be tired by waiting,

or being lied about, don't deal in lies,

or being hated, don't give way to hating,

and yet don't look too good, nor talk too wise.

If you can dream - and not make dreams your master;

If you can think - and not make thoughts your aim;

If you can meet with Triumph and Disaster

and treat those two impostors just the same;

If you can bear to hear the truth you've spoken

twisted by knives to make a trap for fools,

or watch the things you gave your life to, broken,

and stop and buid them up with worn-out tools.

If you can make a heap of all your winnings

and risk it on one turn of pitch-and-toss

and lose, and start again at your beginnings

and never breathe a word about your loss;

If you can force your nerve and sinew

to serve your turn long after they're gone,

and so hold on when there is nothing in you

except the Will which says to them: "Hold on!"

If you can talk with crowds and keep your virtue,

or walk with kings - nor lose the common touch,

if neither foes nor loving friends can hurt you,

if all men count with you, but none too much;

If you can fill the unforgiving minute

with sixty seconds worth of a distance run,

yours is the Earth and everything that's in it,

and - which is more - you'll be a Man, my son.
La traducción es:

Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.

Si engañado, no engañas,

Si no buscas mas odio, que el odio que te tengan...



Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,

Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.

Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.



Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,

y a los dos impostores les tratas de igual forma.

Si logras que se sepa la verdad que has hablado,

a pesar del sofismo del orbe encanallado.



Si vuelves al comienzo de la obra perdida,

aunque esta obra sea la de toda tu vida.

Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,

tus ganancias de siempre, a la suerte de un día,

y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,

sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.



Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,

aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,

y se agarren contigo cuando no quede nada,

porque tu lo deseas y lo quieres, y mandas.



Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.

Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.

Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida,

Si todos te reclaman y ninguno te precisa.



Si llenas un minuto envidiable y cierto,

de sesenta segundos que te lleven al cielo....

Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,

y mucho mas aún,

serás hombre, hijo mío.



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